23 dic 2011

El secreto de Mel - Parte 7 (Final)

*          *          *
   “¡Ahhh!” la voz gritó.
   Eso me alteró y me hizo dar un chillido ensordecedor. No lo había hecho nunca. De pronto, noté como si algo me golpeara fuertemente por dentro de la cabeza. Me presioné las sienes, a la espera de que eso hiciera que el dolor desapareciera.
   Vi cómo Samuel daba varios pasos hacia atrás, supuse que se habría asustado. Cada vez los golpes eran más fuertes, hasta ser insoportables. Caí al suelo. Tal y como empezaron los golpes, cesaron.
   Me levanté, medio desorientada. Cuando me quise dar cuenta, a mi lado, había una especie de clon, exactamente igual que yo, pero era translúcido. Miré a Samuel, que observaba al clon. Parecía estar en estado de shock.
   - Ahora me ocupo yo – dijo el nuevo ser. Era mi conciencia, tenía la misma voz. Como acto reflejo, di varios pasos atrás.
   Desde mi posición se veía perfectamente lo que sucedía. Mi conciencia, aprovechando el estado en el que estaba Samuel, lo cogió del cuello. Lo tiró al suelo y le cortó la respiración.
   Pero él le dio un puñetazo en la tripa. Yo también lo noté. Dolía. Tenía mucha fuerza. Me encogí de dolor y entonces decidí participar en la pelea. Si los golpes que le daban los notaba, seguramente tendría la misma fuerza que yo. Y deduje que no podría con él.
   Me levanté, haciendo caso omiso al dolor de mi tripa. Entre las dos, conseguimos dejarle inconsciente. La consciencia se levantó y cogió una almohada y me la lanzó.
   - Yo… no creo que sea capaz – susurré, a sabiendas de lo que pretendía hacer.
   - Te comprendo, Melisa – cogí la almohada, se agachó junto a Samuel.
   La presionó contra su rostro, taponando la nariz y la boca. Poco después dejó de forcejear. Todo había terminado.
   - Esto te va a doler – me informó la consciencia -. Prepárate.
   Después de los mismos golpes que había notado cuando cobró vida, volvió al lugar de donde había salido.
   Gracias por todo.
   “De nada. Todo os lo debo a ti y a Federico”.
   Observé el cuerpo inerte de Samuel. En el fondo, me causaba temor. Visto lo que había pasado, salí de la habitación esperando que el cuerpo no volviera a la vida.
   Con la espalda pegada a la pared, Carolina esperaba. Puso cara de sorpresa al ver que aparecía yo en vez de su padre.
   - Lo siento – dijo tristemente.
*          *          *
   Deduje lo que había pasado. Detrás de la puerta, se veían los pies de mi padre. Siendo sincera, en el fondo me alegró saber que esto había terminado, pero me apené por que hubiera muerto.
   Carolina se acercó a mí. Esta vez, sus labios fueron los que se unieron a los míos. La vez anterior lo hice por mi padre. Por obligación. Pero esta vez lo cambió todo. Cambió mi manera de ver a Carlota.
   Supe que a partir de ahora viviría por y para ella.
*          *          *
   Esto era nuevo, pero sabía que era lo correcto. Supe que, cuando pensé seriamente en el beso que me dio con mala intención, lo podría haber sentido en el fondo. Pero quería comprobarlo. Esta vez lo disfruté y supe que este era mi destino. Pero la voz me corrigió.
   “Nuestro destino”.

2 comentarios:

  1. Cariño me gusta mucho la entrada un beso !!
    Ya te sigo no olvides seguirme a mi !!
    http://porelhuecodeunalfiler23.blogspot.com/

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