17 dic 2011

El secreto de Mel - Parte 6

   En ese momento se alteró. Era una pregunta que no creo que se esperara.
   - Personas como tú cinco – dijo -. Pero no creo que las conozcas, la casa está dividida en diez partes, una para cada persona.
   “¿Personas como tú? Pregúntale sobre eso”.
   - ¿A qué te refieres con “personas como yo” – inquirí.
   - Personas en periodo de prueba – hizo una pausa -. Luego, cuando descubren el secreto de cada uno, ya no los llaman por sus nombres, los llaman por números, como si fueran sujetos para un experimento.
   Me aterroricé.
   - No te preocupes – dijo al ver mi estado de ánimo -. Te sacaré de aquí antes de que te pase nada.
   “¡Bien! A pesar de todo, nos va a ayudar”.
   Pasaron varias horas y después de comer, pareció Samuel. Carolina y yo estábamos sentadas en el suelo de la habitación que ahora me pertenecía, jugando a las cartas.
   - Hola chicas – nos saludó. Su hija se puso tensa, pero no más que yo -. Siento aguaros la fiesta, pero necesito hablar contigo – dijo señalándome -, si puede ser a solas.
   - No aguanto esto – Carolina se fue después de dirigirle a su padre una mirada extraña.
   “Si te levantas te podrás defender en caso de que intente atacarte…”
   Le hice caso. Samuel no se acercó, continuó de pie tal y donde estaba. Pasó un largo minuto, en el que estuvo callado. Pero yo no cedí, no dije absolutamente nada.
   - Visto que no vas a hablar, empezaré yo – su voz ahora era diferente. Fría. Imponía -. Supongo que ya sabrás lo que quiero saber.
   Seguía sin moverse.
   “No respondas” me recomendó la voz. “Si es bueno en su trabajo, si hablas mucho podría encontrar tu punto débil y usarlo en tu contra”.
   Como toda respuesta, sonreí.
*          *          *
   Entrecerré los ojos. Esto iba a ser más difícil de lo que pensaba. Era el primer sujeto que me miraba así, como si se creyese superior a mí. Pero eso nunca pasaría, nadie me podía superar y mucho menos un sujeto.
   - No tengo nada que esconder – dijo con voz tranquila -. Y en caso de   que algo así sucediera, no te lo revelaría.
   Tendría que tener paciencia. La chica no se movía. Tenía pinta de ser una chica con ideas claras, pero a pesar de todo, yo podría conseguir sonsacarle todo, hasta el más pequeño secreto que guardara en su interior.

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